
sábado, septiembre 13, 2008
Unas ruinas polvorientas bajo tierra en aquel paraje perdido. Tras el descubrimiento de ”la placa de los Aurion” y todos los problemas que ésta había supuesto, todavía se deseaba encontrar algún mensaje más. Desde la “Sociedad de Arqueólogos e historiadores” una de las prioridades era buscar algo relacionado con aquella placa y al parecer en aquellas ruinas habría algo. Aún así, el proyecto era secreto y desde la S.A.H. nos aseguraban que en aquellos altercados que se estaban produciendo recientemente no nos íbamos a ver afectados directamente por nuestro trabajo.
-¿Qué tal por ahí abajo?-Exclamó alguien desde arriba.
Al alzar la vista, le vi. Se trataba de Winder. A pesar de ser muy alto y tener una mirada que daba miedo, realmente era una buena persona. Se le pudo ver inquieto, ya que como aquella estructura estaba tan inestable alguien de su tamaño no podía bajar.
-¡Muy bien!-Respondí, mientras andaba hacia el interior.- Tú quédate en su sitio, grandullón.
Lo oí protestar, por ello reí por lo bajo y continué adentrándome en aquel lugar. No tardé llegar a una sala. Era muy amplia y parecía tratarse de algún lugar de encuentro religioso, muy antiguo. Justo en la pared del fondo, había una representación rudimentaria de la Placa de los Aurion. Pero los símbolos eran distintos. Permanecí quieta, por un momento, observándolos pero de pronto oí la estructura crujir.
La voz de Winder resonó a lo lejos, pero a pesar de todo él no podía protegerme ya que no podría adentrarse en el lugar. Primero cayó un cascote de gran tamaño, luego el resto de la estructura.
***
Intenté protegerme de los fragmentos que caían, por lo que no me hice mucho daño. Cuando todo se hubo calmado, comencé a intentar hacerme hueco entre los escombros. Aún así, oí como desde fuera los restos de aquel lugar eran apartados con gran rapidez. De pronto, vi luz que me cegó y como alguien me levantaba sujetándome por los hombros.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ERES IDIOTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!-Exclamó Winder, era el que me había subido, cuando me colocó a la altura de su rostro.
-No seas gritón.-Respondí, cerrando un ojo en señal de que su voz me molestaba cuando hablaba tan alto.
-¡¿Que no sea gritón?! ¡Te advertí de que la estructura podía caer en cualquier momento!-Espetó.
-Ya.-Respondí, luego le sonreí.- Y tenías razón, eres todo un hacha.
Suspiró, airado, y poco después de dejó caer. Era una altura “considerable” por lo que me golpeé el trasero. Me levanté algo dolorida y le miré de reojo, mientras farfullaba:
-Pues ahora me has hecho tú más daño que el derrumbe.
-Olvídame un rato, enana descerebrada.-Gruñó él, mientras se cruzaba de brazos y comenzaba a caminar.
-¡Olvídame tú a mi!
Se ha vuelto a enfadar.
Recogí algunas de mis cosas y lo seguí, incluso tuve que correr en alguna ocasión ya que no daba señales de que fuera a bajar el paso. A pesar de que habíamos estado viajando de un imperio a otro, ahora nos encontrábamos en el lugar que me vio nacer, el Imperio de Gayaldia.
Cuando llegué a la casa en la que vivíamos corrí hacia mi cuarto, debía representar en papel toda aquella sala. Winder… Winder creo que ni siquiera entró. Pasado un tiempo, en aquella gran hoja de papel ya estaba representado al detalle lo que había descubierto. Mis manos estaban completamente manchadas por el carboncillo, por lo que, tras lavármelas, me dispuse a escribir el informe.
***
Finalmente no se trataba de algo importante. Era simplemente un templo antiguo en veneración de los Aurion. Aquella placa sólo significaba que en el pasado, hace mucho mucho tiempo, pudo haberse encontrado algo muy parecido. Aún así, los caracteres representados en aquel lugar eran erróneos. Una total pérdida de tiempo. Quizá deba volver a viajar a los otros imperios, en busca de algo más. Al fin y al cabo, un arqueólogo no permanece durante toda su vida en el lugar en el que nace.
Cada vez estaba más decidida a marcharme, pero a medida que anochecía Winder no regresaba. “Ese maldito estúpido, de nuevo haciéndose el interesante” pensé. No iba a ir a buscarle, no otra vez. De nuevo se enfadó por una tontería, puesto que yo ya estaba bien. Así que tras ducharme y ponerme el pijama, fui a dormir. Aunque me costó tomar el sueño, finalmente me dormí. “No voy a ir a buscarlo”.
***
-¡Pienso hacerte pagar esto, Winder!-Exclamé, enfadada mientras le buscaba.
Me recorrí una gran cantidad de calles hasta que recordé un lugar. Cuando yo era pequeña y discutía con él iba allí y, con el tiempo, él acabó haciendo lo mismo. Así pues, decidí probar suerte. Era una colina bastante alta, en la que podía verse el Imperio de Gayaldia hasta el horizonte. Me coloqué detrás de él, sin que se diese cuenta y le golpeé en la espalda de una patada. Se sobresaltó un poco, ya que creo que sabía que era yo. Se giró bruscamente y me miró a la cara, puesto que al estar sentado éramos casi de la misma estatura.
-¿Qué? ¿A gusto?-espeté.
-Mucho.-se limitó a responder.
-¡Después dices que la irresponsable soy yo!-gruñí.- Es muy tarde para que estés por ahí.
Se mantuvo en silencio, pero tras un poco se colocó en pie y tuve que levantar la cabeza para mirarle a la cara. Winder giró sus ojos de nuevo, hacia la vista que aquella colina le daba, luego comenzó a andar hacia el camino de vuelta.
-¡Espera, estoy muy enfadada!-Exclamé.
-Y yo.-respondió.
-¿Hah? ¡No he sido yo quien se ha escapado de casa!-refunfuñé.
-No. Eres la que no respeta su vida.
Se giró de nuevo y continuó andando, en silencio. Me tomó por sorpresa lo que había dicho, pero aún así decidí seguirle con paso algo lento. No tenía razón. Yo sí que respetaba mi vida, pero el trabajo es el trabajo. Pero sin duda, esta vez sí que se ha enfadado. Y yo… bueno, ya no estaba para nada enfadada.
-Te equivocas.-respondí, mientras llegaba a su altura y andaba de forma distraída.- Respeto mi vida perfectamente.
-¿Y te metes en agujeros apunto de venirse abajo porque…?
-¿Soy arqueóloga?¬-respondí, luego le sonreí ampliamente.
Me miró significativamente con sus ojos negros, luego suspiró y continuó mirando al frente.
-¡Va, Winder!-Exclamé, tirando de la manga de su chaqueta.- No seas tontooooo…
-¿Encima el tonto ahora soy yo?-protestó.- ¡Casi tengo que enterrarte, y aunque tu ataud salga más barato porque eres enana no pienso hacerlo!
Pateé su espinilla, pero ni siquiera protestó y volví a tirar de la manga de su chaqueta. Me miró de reojo, ya no aparentaba tan enfadado pero continuaba serio (aunque también cabe añadir que casi siempre tiene esa cara de palo).
-Posiblemente viaje de nuevo por los imperios en busca de nuevos hallazgos.-Informé.
-“Viajemos”-Me corrigió.- ¿No es así?
-Pues…-me encogí de hombros.- Me gustaría que continuaras acompañándome, pero siempre te enfadas tanto que…
-¡JODER, PORQUE SIEMPRE ACABAS ESTANDO APUNTO DE MATARTE!
-¡Pues la próxima vez estemos a punto de morir los dos!-Respondí, entusiasmada.- ¡Así no podrás echarme la bronca! ¿Eh, eh? Windeeeer~
-… Te acompañaré.-Comentó, colocando su mano en mi cabeza.- Pero tendrás que tener más cuidado.
-Si es que eres un trocito de pan.-Comenté, mientras le daba codacitos.
Se limitó a esquivarme y continuó caminando, ahora más de prisa. Me ahuequé el cabello, ya que lo tenía suelto y le miré caminar. Luego suspiré y me eché a correr.
-¡Winder, espérame~! ¡Encima que voy a buscarte! ¡La próxima vez te dejaré ahí pasando frio!
-¡¡Procura que no haya próxima vez, Shia!!
Maddy
buscó la energía ilimitada a las
1:09 a. m.
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Razas.
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